jueves, 21 de agosto de 2008

Me duermo en el trabajo


Estoy con sueño, con mucho sueño. Quiero abrazar al eterno morfeo, acurracarme, hacerme chiquita, un ovillito como se hacen los gatos y dormir hasta que caiga la noche. Me traje un libro para leer en el trabajo, otro de mis adicciones, leer. Soy ese tipo de personas que si pudiese llevaría un libro a todos lados, no sólo al baño, sino también a una disco, al super, incluso a una primera cita con el hombre de mis sueños. Y bue... acá en el laburo, leo, pero hoy debo decir: tengo sueño. El libro me induce al sueño, entonces tengo que dejarlo al maldito, está surtiendo efecto mejor que un potente somnífero. Cuando era chica tenía la loca imaginación de ir al colegio con la cama, o sea que la cama tuviese rueditas y poder trasladarme así al colegio. Hoy soy un poquito más realista, no pido que la cama tenga rueditas, pero pienso, ¿no estaría bueno que así como uno tiene salas de reuniones, sala de baño, sala de fotocopiadoras, etce, hubiese una sala de domir en las oficinas y se pudiese echar siestitas reparadoras de aunque sea media hora? Creo que sería un deber patriótico y por supuesto humano que existiesen estas salitas.

No hay comentarios: